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| Nuestro enviado al mudial con el Patrón Bermúdez luego de consultarlo sobre los lupanares locales. |
Directamente desde su living en el Parque Rodó el Dr. Sirolli nos envía su opinión sobre el once inicial del popular (y nacional) Pachorra Sabella que enfrentó al seleccionado de Irán. No podemos refutar la idea que circula de que los iraníes fueron dopados con Uranio enriquecido de segundo nivel para que rindieran lo que rindieron.
Desde ya aclaramos que este blog está abierto al derecho a réplica, por tanto, si algún ciudadano de algún país desea expresar su opinión sobre el mundial o la selección argentina, estas páginas lo divulgarán.
El titular lo robamos de Ámbito Financiero.
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Romero (6): Con estos seis puntos llega a su techo, del que esperamos que no caiga. No exageremos sobre su buena actuación; Nico Cambiasso también sacaba las que le tiraron, que fueron todas al cuerpo. Incluso en un tiro relativamente fácil da un rebote al medio, contrariamente a lo que te enseñan a hacer como arquero en el primer día de escuelita de fútbol.
Zabaleta (1): Quienes lo defienden te dicen que juega en la Premier. Sí, la liga de un país que se volvió tan en primera ronda como Bosnia. Nunca pasa al ataque por sorpresa; cuando la jugada requiere cambio de frente, el tipo no es opción. Sí acompaña cuando la jugada viene por su lado. Si algo se le puede elogiar, es que es consciente de sus limitaciones. Sabe que jamás va a poder eludir al 3 rival, por lo que sistemáticamente pisa la pelota y se la devuelve al tipo que se la acaba de dar. Comete un penal grande como una casa que de no tener enfrente a un equipo pedorro, nos lo cobraban. Y además llega tarde a cerrar en un centro que terminaba en gol si el 9 iraní abría los ojos al cabecear. Negro Ibarra, qué grande que fuiste.
Fernández (3): Hablando de cabecear, este señor tuvo tres oportunidades clarísimas, saltando absolutamente solo en el área rival. Pero tampoco abriría los ojos; se ve que la altura le da vértigo. Así que no contemos con un gol suyo cuando en el área rival esté marcando Schweinsteiger. A sus espaldas llegó un iraní mano a mano con Romero.
Garay (-): Queda sin calificar, porque es como si no hubiera existido.
Rojo (6): Sangre en las venas. Algo que se supone que debería abundar en un campeonato mundial. Pero acá estamos, destacándolo en Marquitos. Levantó varios centros buenos, pero los delanteros no lo ayudan yéndola a buscar. Al punto que uno de ellos picó en el área chica. Se le fue una tratándola de parar en la línea, como a un amateur; pero eso no lo amedrentó. Bancamos mucho su rabona, así la haya tirado en otro partido.
Gago (4): Al lado del que veníamos viendo en Boca, parece el Príncipe Redondo. Arrancó muy bien, buscando hacerse el conductor del equipo, metiendo muchas bolas verticales que los delanteros no supieron aguantar. Pero después se fue desdibujando y cayó en la mediocridad reinante equipo argentino. Hubiera sido puntuado con un (5), de no ser por un primer plano que lo sorprendió poniendo cara de fastidioso.
Mascherano (4): Mirá si habrá marcado mal, que en más de una oportunidad lo confundí con Zabaleta. Cuando los iraníes salieron de contragolpe, lo pasaron como a alambre caído. Al punto que es el único que se aprendió los nombres de los rivales, de verlos impresos en las espaldas de sus camisetas. Hubiera sido puntuado con un (3), de no ser porque en una de esas contras se tiró al piso y la recuperó como el Mascherano que nos enamoró a todos hace diez años. Ese que muchos no logran darse cuenta de que ya no existe. Salvo aquellos DT's que lo ponen de central.
Di María (5): Nos alegra que el DT haya desistido de cometer otra vez la ridiculez de ponerlo de doble 5. Pegado a la raya, como a él le gusta, algo rindió. Pero demostró que sin espacios no es más que Carbonero. Le faltó inteligencia; lo demostró pegándole al bulto más de una vez. Así y todo, lo bancamos.
Agüero (2): Pibe, hace cuatro años que estoy esperando por este momento, ¿me harías el favor de meterte en el mundial? No la tocó en estos dos partidos. Así como sucediera con Maxi López y el Flaco Schiavi, Agüero logró la sobrevaloración que lo pone de titular porque una tarde en Avellaneda le hizo comerse dos amagues al muerto de Diego Crosa. Hubiera sido puntuado con un (1), de no ser porque el equipo no juega a nada y no le llega mucho la pelota.
Higuaín (3): Lento, pesado. Se destaca una jugada en la que pivotea de espaldas al arco - seguramente ayudado por sus prominentes nalgas. Contrariamente a Zabaleta, él sí dio pena tratando de encarar al 3 rival infructuosamente. Es incapaz de anticipar a nadie en el área, y como ya dijéramos, nunca supo ubicarse ahí donde iban a caer los centros. Por algo en el primer partido el DT prefirió poner en su lugar al 3 de Morón.
Messi (3): Con saber abrir el pie para ponerla en el segundo palo del arquero, alcanza para ser "el mejor del mundo". Y bueno, Adidas necesitaba un modelo y los argentinos necesitábamos un ídolo. Fuegos de artificio que encandilan a toda una generación que tiene mucha más Playstation que potrero. Gambetea jugadores en el círculo central como si sirviera para algo, demostrando no entender el juego en absoluto. Es completamente previsible; tiene una habilidad superlativa que, a veces, le permite llevar a cabo su jugada pese a que todos sabemos qué es lo que va a hacer. Nunca juega a un toque. "Dos cortas y una larga", ¿te suena? No, no le suena. Ah, y es un capitán ¡que no abre la boca!
Desde ya aclaramos que este blog está abierto al derecho a réplica, por tanto, si algún ciudadano de algún país desea expresar su opinión sobre el mundial o la selección argentina, estas páginas lo divulgarán.
El titular lo robamos de Ámbito Financiero.
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Romero (6): Con estos seis puntos llega a su techo, del que esperamos que no caiga. No exageremos sobre su buena actuación; Nico Cambiasso también sacaba las que le tiraron, que fueron todas al cuerpo. Incluso en un tiro relativamente fácil da un rebote al medio, contrariamente a lo que te enseñan a hacer como arquero en el primer día de escuelita de fútbol.
Zabaleta (1): Quienes lo defienden te dicen que juega en la Premier. Sí, la liga de un país que se volvió tan en primera ronda como Bosnia. Nunca pasa al ataque por sorpresa; cuando la jugada requiere cambio de frente, el tipo no es opción. Sí acompaña cuando la jugada viene por su lado. Si algo se le puede elogiar, es que es consciente de sus limitaciones. Sabe que jamás va a poder eludir al 3 rival, por lo que sistemáticamente pisa la pelota y se la devuelve al tipo que se la acaba de dar. Comete un penal grande como una casa que de no tener enfrente a un equipo pedorro, nos lo cobraban. Y además llega tarde a cerrar en un centro que terminaba en gol si el 9 iraní abría los ojos al cabecear. Negro Ibarra, qué grande que fuiste.
Fernández (3): Hablando de cabecear, este señor tuvo tres oportunidades clarísimas, saltando absolutamente solo en el área rival. Pero tampoco abriría los ojos; se ve que la altura le da vértigo. Así que no contemos con un gol suyo cuando en el área rival esté marcando Schweinsteiger. A sus espaldas llegó un iraní mano a mano con Romero.
Garay (-): Queda sin calificar, porque es como si no hubiera existido.
Rojo (6): Sangre en las venas. Algo que se supone que debería abundar en un campeonato mundial. Pero acá estamos, destacándolo en Marquitos. Levantó varios centros buenos, pero los delanteros no lo ayudan yéndola a buscar. Al punto que uno de ellos picó en el área chica. Se le fue una tratándola de parar en la línea, como a un amateur; pero eso no lo amedrentó. Bancamos mucho su rabona, así la haya tirado en otro partido.
Gago (4): Al lado del que veníamos viendo en Boca, parece el Príncipe Redondo. Arrancó muy bien, buscando hacerse el conductor del equipo, metiendo muchas bolas verticales que los delanteros no supieron aguantar. Pero después se fue desdibujando y cayó en la mediocridad reinante equipo argentino. Hubiera sido puntuado con un (5), de no ser por un primer plano que lo sorprendió poniendo cara de fastidioso.
Mascherano (4): Mirá si habrá marcado mal, que en más de una oportunidad lo confundí con Zabaleta. Cuando los iraníes salieron de contragolpe, lo pasaron como a alambre caído. Al punto que es el único que se aprendió los nombres de los rivales, de verlos impresos en las espaldas de sus camisetas. Hubiera sido puntuado con un (3), de no ser porque en una de esas contras se tiró al piso y la recuperó como el Mascherano que nos enamoró a todos hace diez años. Ese que muchos no logran darse cuenta de que ya no existe. Salvo aquellos DT's que lo ponen de central.
Di María (5): Nos alegra que el DT haya desistido de cometer otra vez la ridiculez de ponerlo de doble 5. Pegado a la raya, como a él le gusta, algo rindió. Pero demostró que sin espacios no es más que Carbonero. Le faltó inteligencia; lo demostró pegándole al bulto más de una vez. Así y todo, lo bancamos.
Agüero (2): Pibe, hace cuatro años que estoy esperando por este momento, ¿me harías el favor de meterte en el mundial? No la tocó en estos dos partidos. Así como sucediera con Maxi López y el Flaco Schiavi, Agüero logró la sobrevaloración que lo pone de titular porque una tarde en Avellaneda le hizo comerse dos amagues al muerto de Diego Crosa. Hubiera sido puntuado con un (1), de no ser porque el equipo no juega a nada y no le llega mucho la pelota.
Higuaín (3): Lento, pesado. Se destaca una jugada en la que pivotea de espaldas al arco - seguramente ayudado por sus prominentes nalgas. Contrariamente a Zabaleta, él sí dio pena tratando de encarar al 3 rival infructuosamente. Es incapaz de anticipar a nadie en el área, y como ya dijéramos, nunca supo ubicarse ahí donde iban a caer los centros. Por algo en el primer partido el DT prefirió poner en su lugar al 3 de Morón.
Messi (3): Con saber abrir el pie para ponerla en el segundo palo del arquero, alcanza para ser "el mejor del mundo". Y bueno, Adidas necesitaba un modelo y los argentinos necesitábamos un ídolo. Fuegos de artificio que encandilan a toda una generación que tiene mucha más Playstation que potrero. Gambetea jugadores en el círculo central como si sirviera para algo, demostrando no entender el juego en absoluto. Es completamente previsible; tiene una habilidad superlativa que, a veces, le permite llevar a cabo su jugada pese a que todos sabemos qué es lo que va a hacer. Nunca juega a un toque. "Dos cortas y una larga", ¿te suena? No, no le suena. Ah, y es un capitán ¡que no abre la boca!
Dr. Nicolás Sirolli

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